martes, 13 de noviembre de 2012

Los Vilos vive carnaval religioso en homenaje a la Virgen de Urkupiña


Bailes religiosos del Peru y Bolivia le dan un colorido especial a esta fiesta que organiza la Feria Artesanal San Pedro del balneario por quinto año consecutivo.
La Avenida Caupolicán entre las calles Purén y Tegualda fue cerrada al tránsito de vehículos para dejar el espacio propicio para la realización del evento, que ya se consolida como una actividad tradicional en Los Vilos, según señalño Eduardo Quiroz, presidente de la Feria Artesanal San Pedro.
"Se trata de un carnaval religioso donde se mezclan culturas a través de los bailes de las diferentes delegaciones que llegan a participar del evento. La unión de los pueblos latinoamericanos emerge con fuerza en este encuentro que cada año aumenta tanto en participación de bailes como personas que llegan a presenciar el espectáculo" señaló Quiróz, quien aprovechó el momento para agradecer a las autoridades locales y empresa privada que colaboran para la realización de la jornada cultural.
Fue precisamente la ocasión para reconocer este apoyo haciendo entrega de diplomas a la actuales autoridades comunales encabezadas por el alcalde Juan Jorquera y a las recientemente electas, presididas por el edil Manuel Marcarian.
La belleza y simpatía de las bailarinas de Bolivia y Perú han destacado en esta fiesta que se extiende hasta este domingo 11 de noviembre y que culmina en la localidad de Caimanes, con la procesión de bailes chinos y extranjeros.
Historia
El 30 de septiembre  del 2007 llega a  Los Vilos de la Virgen de Urkupiña donada directamente  de Quillacollo Cochabamba, Bolivia por Felicita Loayza de la Cruz, a la Feria Artesanal San Pedro.
La Fiesta religiosa se celebra en el país altiplánico los días 15 y 16 de agosto y en Los Vilos se inicia el 17 de noviembre, Día Internacional de los Artesanos y Folkloristas del mundo.

La profunda devoción que el pueblo tiene a la virgen de Urkupiña está relacionada con la tradición oral antquísima y constantes apariciones  en el cerro llamado del Calvario cerca del actual rancherío de cota, cuando una campesina apacentaba sus ovejas en dicho lugar, se le aproximó una señora con sus niños en brazos y sostuvo con ella una larga y amena  conversación y, al despedirse de ella, le prometió reiterarle sus visitas, promesa que cumplió entreteniéndose con ella en tras ocasiones.
Al saber sus progenitores el encuentro, contaron la experiencia vivida por la niña a los vecinos de Quillacollo, quienes días después desde lejos pudieron ver a la ellísima Virgen, quien al ver que la pastora no aparecía se levantó del lugar y se dirigió cuesta arriba mientras la niña gritaba "allí está, ya está en el cerro", en su engua nativa "Jaqayca Orqopiña". La señora llegando a la cumbre desapareció.

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