Meteorólogos anuncian las primeras precipitaciones para julio, las que vendrían a dar un respiro a la actividad productiva de los campos...
Después de hacer un catastro a los pozos pertenecientes a la Comunidad Agrícola Olla de Caldera de La Higuera, su presidente, Jorge Villalobos, constató que las reservas no alcanzarían para enfrentar el año. Y es que de 100 fuentes, más de la mitad se encuentra seca. Por esto, hizo un llamado a sus asociados para que racionalizaran el uso del recurso, toda vez que esta coyuntura pone en jaque la producción de frutales y caprinos que ha caracterizado a la entidad.
No obstante, los vaivenes del tiempo parecen darle una manito a los miles de agricultores del secano y de las áreas bajo riego, quienes han sufrido la escasez de precipitaciones que se han venido observando desde noviembre del año pasado cuando entró a la zona el temido fenómeno de La Niña.
Si bien su permanencia por algo más de cinco meses implicó que durante la temporada estival fueran muchos los pequeños campesinos que perdieron forraje y ganado, ese escenario quedará pronto en el olvido si es que se cumple el pronóstico de los expertos, quienes anticipan que durante julio y agosto se dejarán caer las primeras gotas, atendiendo la retirada desde abril de La Niña.
“Estamos entrando en fase neutra que tendería a una etapa de El Niño, que es más cálida. Entre julio y agosto se apreciarían precipitaciones con rangos normales”, manifestó el meteorólogo del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (Ceaza), Cristóbal Juliá.
Esa misma percepción permite al director regional de Indap, Bernardo Salinas, hacer un llamado a la calma a los hombres de campo, asumiendo que en caso de producirse las lluvias se alcanzarían las cifras esperables para esta altura del año.
“Como deberíamos tener lluvia a fines de julio, entraríamos a una temporada normal, por lo que llamamos a la calma y a la prudencia, ya que La Niña está retrocediendo”, dijo.
SITUACIÓN CRÍTICA. Al margen de los buenos augurios que se posan sobre el horizonte invernal, hoy son más los estragos que las satisfacciones que han debido enfrentar distintas organizaciones campesinas, especialmente aquellas que no están en las áreas de influencia de los embalses. Una de ellas es Romeralillo, ubicada a 16 kilómetros al norte de Ovalle.
Carlos Araya, dirigente de la entidad, aseguró que la comunidad agrícola es un “oasis”, donde el avance de la desertificación no les da respiro.
“En este sector se provoca un vacío de precipitaciones. Mientras en Ovalle llueve 40 milímetros, acá nos encumbramos en los 20 mm”, precisó. Añadió que “esta microcuenca es muy complicada y estamos tratando de hacer trabajos de recuperación para que los campesinos no abandonen sus tierras”.
Lo mismo sucede en el secano de Elqui. La integrante del Consejo Asesor Regional de Indap, María Henríquez y quien reside en Chapilca, asegura que el panorama es catastrófico.
“Las napas han bajado demasiado y al no haber lluvias en el último tiempo los pequeños agricultores lo están pasando muy mal”, acentuó. Como buena floricultora que es, expresó que el lilium ha sufrido con la sequía.
“El lilium necesita mucha agua y esta temporada la producción ha estado floja. Eso sí, no se compara a lugares como Combarbalá, Quilitapia o Guangualí, donde ni siquiera tienen para la bebida”, agregó.
Pero el hecho de que caiga agua a partir de julio no despeja las dudas de los efectos que pueda tener en los cultivos.
“La forma de lluvia es un tema que nos preocupa, pues siempre se prefieren varias moderadas que una muy fuerte”, sentenció el presidente de la Comunidad Agrícola Caldera y Damas de Andacollo, Patricio Hevia, quien advierte que debido a la predación de los suelos no se tiene la certeza que las precipitaciones vayan a penetrar la tierra, lo que impide la recuperación de las napas.
Con respecto a los tranques, hace unas semanas el Ministerio de Obras Públicas informó que el agua almacenada se había incrementado en un 12%, aunque la preservación de ese rango dependerá de la cantidad de agua nieve. “Dependerá del derretimiento de los hielos para ver el estado de los embalses”, ratificó Cristóbal Juliá, quien, eso sí, apuesta en que este año no habrá déficit pluviométrico (lluvias).
Nota: Felipe Pardo Ortega
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