Cientos de pobladores abandonaron sus casas del balneario para refugiarse a la orilla de la carretera por el temor que les provocó el anuncio de que se produciría un tsunami. Nada ocurrió. Pánico, desesperación, impotencia, rabia. Todos estos calificativos resumen la larga noche que vivieron los habitantes de Tongoy tras el vaticinio esotérico de Hugo Gómez, con respecto a un supuesto tsunami. ¿Qué ocurrió?: Absolutamente nada. Sin embargo, los habitantes de este balneario experimentaron una de sus peores jornadas. Fue tanto el temor, que optaron por arrancar a los cerros. Esto lo constató en terreno un equipo de El Ovallino, que fue testigo de cómo un anuncio apocalíptico terminó por transformarse en una verdadera pesadilla. Llegamos a Tongoy a las 02: 37 de la madrugada del lunes y el pueblo parecía en calma. Un recorrido por sus alrededores hacía presagiar que, pese a los llamados catastróficos de Gómez, la gente no le creería. Esto se confirmó cuando a las 03:25 nos instalamos en la cumbre del Cerro La Vírgen, el sitio que se había anunciado como el lugar donde se refugiarían las familias. No había nadie. A los 5 minutos sólo llegó una patrulla de Carabineros. Y es que el epicentro estaba 13 kilómetros al sur. A tanto había llegado el miedo de la comunidad, que la población optó por refugiarse en un sector más alejado. Las escenas eran dramáticas. En medio de la oscuridad una fila de mujeres cargando a sus hijos y personas de la tercera edad eran la muestra clara del temor y su intención de salvarse del supuesto maremoto que estaba pactado para las 04:00 de la madrugada. A medida que avanzábamos por el pavimento, el grupo aumentaba. De hecho, un furgón policial cooperó en el traslado. La primera parada era la denominada Casa Rosada. Allí llegamos justo a la hora en que se había presagiado la catástrofe. A diferencia de lo que pensaron autoridades y especialistas, el anuncio caló hondo en la comunidad que se preparó. El pueblo comenzó a despoblarse alrededor de las 18:00 horas. Los más temerosos se trasladaron a casas de familiares en Coquimbo y Ovalle. La mayoría de las familias se concentraron en el sector del peaje, donde pasaron la noche en carpas y al lado del fuego.Los entrevistados por este medio coincidieron en que optaron por abandonar el pueblo por el temor que había generado en los niños. Son las 05:00 de la madrugada y algunas personas comienzan a devolverse. Otras optan por tender las colchonetas y se aprestan a dormir con sus hijos. El frío es intenso. Para ellos había pasado lo peor. RESPONSABILIDADUna de las mayores críticas de los lugareños es que no se calibró la desesperación de la población y por ello no se tomaron medidas como contar con vehículos para el traslado. La incógnita aumentaba luego que pasadas las 20:00 horas había comenzado a llover. Sin embargo amainó, pero el agua fue reemplazada por bajas temperaturas. RELATOS EN VIVOA Eliodoro Silva lo encontramos en medio de la carretera. Aseguró que optó por abandonar el balneario más que nada por la seguridad de su familia, "había que salir porque todos lo hicieron, por los niños. Estaban asustados", confesó. En medio de la incertidumbre , Catherine Gallardo también admitió que se unió a la caravana por el temor que se infundió en los días previos. "Escuchamos en la radio y vimos en la tele que se saldría el mar y por los niños había que hacer algo". El pescador Oscar Galleguillos descargó toda su ira en contra del esotérico Hugo Gómez . "Creo que las autoridades debieran castigar a ese caballero. La municipalidad deberá tomar cartas en el asunto, porque además quedamos abandonados". Avelino Zambra llegó a las 23:30. Cuando lo abordamos eran las 04:15. “Nos trasladamos a este lugar más que nada por precaución y por la familia” . Nota: Patricio Galleguillos
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